Días de otoño

Una pálida luna llena de invierno
oculta detrás de un velo de niebla,
aguarda a la mujer ahíta de otoño
ávida de lluvias y de vientos,
y que el aire huela a petricor,
bajo la manta del sueño
que acurruca su piel.

Y en las tardes de hojas amarillas,
revueltas en el suelo por el viento,
tu estás siempre ahí,
tan cerca de ella,
atento a su ajetreo
queriendo adivinar
la intención en su cara,
el axioma en su cuerpo.

Y ella de tu mano
corriendo por las calles
lavadas por el agua
que arribó al fin
desde tan lejos…

Quiéreme

Quiéreme en los tiempos difíciles
cuando se ausente la lluvia del cielo
cuando me asalte el temor y la duda
y todas las ausencias se hagan firmes,

Quiéreme si me niega la luz
y mis pasos vaguen torpes la vida
cuando el cansancio arrecie mis pies
y mis certezas caigan al abismo,

Quiéreme desde tus ojos abiertos
mira desde la cima de la noche
de luna clara y Venus fulgurante
adivinando mi silueta oscura,

arropada entre chales y caricias
bajo una llama roja de deseos,
oculta de la fría escarcha de la soledad.