Poesía

Preludio de abril

II Antología poética X Encuentro de Poetas La Victoria

Quiero invocar a los poetas de esta antología efímera y sincera, obradores de sueños que comparten cada emoción con los lectores, recordando siempre el abrazo del encuentro…

Fragmento de la introducción a Preludio de Abril por Marijose Muñoz Rubio.

Muelle Uno

Andar cerca del mar y en sus orillas
arrancar los arcos que lo cercan
y derribar murallas,
diques,
celdas,
los muros que le quitan libertad,

y expandirse más allá del horizonte.

Y se lleva el viento esa tapia de nubes
para que pueda reflejarse el cielo
en sus aguas
y el globo aerostático a rayas
donde viajo,

aflorar desde arriba y sentir la alegría,
otear a los peces,
rocas,
coloridos corales,
las barcas azules de pescadores,
los barquitos de vela,

la suave brisa entreabriendo a mis ojos
cada puerta, a un lozano existir.
Brisa que trae fragmentos de silencio
y esa luz que devuelve el asombro.

Hoy vuelo en este globo, batiendo
mis brazos, cual Ícaro con alas de seda,
me aúpo en lo más alto.

Gozosa recupero
aquellos anhelos,
aquella dicha despreocupada,

aquella felicidad inocente.

Tanteando la luz en la floresta

Primavera. Paseo por el campo
florecido, mi mano se encandila
por entre las flores y las seduce
haciendo emerger sus gratas fragancias,
hay niños cercanos que, jubilosos,
imitan mi gesto.

juegan a acordarse de cada olor
que emana en la floresta,
yo los secundo, me esfuerzo tras sus pasos
ligeros; ya es una carrera feliz
entre la fronda y sus frescos perfumes.

Sigo impertérrita sus pasos,
como siempre,
juego con ellos a adivinar
sus azares.

¡Qué joven era entonces!
La luz que desprendían
me inunda también ahora que la vida
tan lejos nos llevó.

Ellos, qué fácil y qué difícil
les fue,
buscando su luz,
desligarse de mí,
yo,
cuánto me llovía en aquel trance
del despego,
cuán carmenmente desasosegada
me sentí, cuando, cual naranja herida,
dos gajos se desprendieron
y se alejaron
irremediablemente,
casi, casi,
para siempre.

Los más bellos recuerdos

Como lluvia de abril,
en Navidad renacen.

La alegría y las luces
perfilan versos sugestivos.
Y lucía el ingenio de mi madre,
la media sonrisa de mi padre.

Bellos y diminutos
adornos de otros tiempos sin dinero
y chispeante espíritu
con fecha de caducidad.

No pesaba la ausencia,
nadie era aún
una estrella en el cielo.
Ninguna sombra
pintaba el horizonte
ni bordaba en el paño
de la melancolía,

y la Paz,
era
una niña dormida
al fondo de mi conciencia.

Compra cultura, compra poesía.