En Las Grietas de la Luz, Carmen Salas, nos presenta un canto a la esperanza que proviene desde la intención que da nombre a este —magnífico— poemario. Como un significante en el que da igual que su significado esté opacado por los aconteceres diarios, Carmen, siempre halla un resquicio intersticial a modo de grieta por donde siempre entra la Luz —que en esta ocasión escribiré en mayúsculas—, pues según su punto de vista, la luz es la oposición a los aconteceres sociales, políticos y económicos en los que, generalmente, abunda tantísima oscuridad en nuestro tiempo.
En el poema «Tristeza rima con guerra» comienza con unos versos que resumen todo lo anterior:
«No puedo sin pesar mirar al cielo
ni puedo sin llorar cerrar los ojos
la guerra es un compendio de despojos
transmuta la ciudad, engendra hielo…»
Aunque siempre halla, esa grieta por donde deja pasar la luz, como hace en su poema «Dueto legendario», donde dice:
«Quiero cantar la dicha hasta cansarnos
reflejar las estrellas en el lecho
borrar de tu mirada la aflicción.»
En una reafirmación de su postura vital inconformista con la realidad que nos lleva a una Ítaca ideal, en la que nos dice que otra sociedad es posible, que mantengamos la esperanza, que las acciones individuales pueden generar un cambio social y colectivo donde existe esa luz que debería alumbrarnos a todos bajo el signo de Prometeo.
Pedro Ruiz Hidalgo.