Luego llegaron otros poetas, siglo a siglo hasta la generación de 27 donde ahondó más y me fue transmitiendo estrategias para componer y compuse hasta más o menos, los dieciocho años, cuando entré en la Universidad. Y yo iba guardando rudimentarios poemas, estrofas que creaba para utilizar en poesías que elaboraba más tarde, cuando cuajaba una idea. Todo quedó guardado hasta años después de haber criado a mis hijos, estudiando siempre nuevas didácticas educativas que año tras año iban saliendo como novedosas, hasta llegar a pagarme por mi cuenta, estudios sobre medios audiovisuales e informáticos.
Luego llegaron los MOOC online y gratuitos donde aprendí muchas herramientas imprescindibles para la innovación educativa, entre ellas el uso de aplicaciones que daban visibilidad a los trabajos del alumnado a través de los Blogs Educativos y el uso de webs informativas que utilizábamos, hasta mi jubilación en 2015.
Quiero decir con todo esto que el aprendizaje continuo requiere mucho tiempo y sacrificio a costa de mis propias inquietudes poéticas, que solo en pocas ocasiones (veranos) podía retomar.