Antologías

Antología Verso Abierto, poemas singulares, vol. II

Tanto si te desborda la alegría como si estás lleno de pena, desamor o duelo, los versos que encontrarás entre estas páginas te transportarán a un estado de desahogo para el alma. Todos los autores que dan vida a esta obra buscan construir una comunidad en la que las emociones fluyan en libertas y tolerancia.

El presente volumen de la Antología Poemas singulares Verso Abierto es el segundo de su colección. Para la comunidad Verso Abierto representa una experiencia compartida entre hombres, mujeres y niños que persiguen mejorar su entorno soñando un mundo mejor a través de las letras.

Travesía vital

Crecer de mayor es ensanchar el alma,
es limar la premura,
el impetuoso empeño en el afán,

expandir el tiempo hasta sus confines,
acomodarlo en lo que te fascina,
ocuparte en el gozo de una vida
sin horarios, de la luz que te alumbra
en tu orilla, yendo lentos con prisa.

Crecer de mayor es crecer a lo ancho,
cantar con vocación de unir palabras
con el discernimiento de las horas
los días y años que alcanzamos.

Aprender todavía
lo que ansiamos saber,
escribir lo grande
que aún se esconde
dentro del corazón.

Crecer de mayor
es crear un mundo propio,
que se fusiona y se ata a lo real,
al otro que nos acoge en su seno
y devolverle aquello
que sin razón
le arrebatamos.

Crecer de mayor es adivinar
los momentos de otros,
apartarse
o acercarse
según se alejen
o te requieran.

Crecer de mayor es vivir sin miedo,

morir sin miedo.

Sin miedo.

Tanteando la luz en la floresta

Primavera. Paseo por el campo
florecido, mi mano se encandila
por entre las flores y las seduce
haciendo emerger sus gratas fragancias,
hay niños cercanos que, jubilosos,
imitan mi gesto.

juegan a acordarse de cada olor
que emana en la floresta,
yo los secundo, me esfuerzo tras sus pasos
ligeros; ya es una carrera feliz
entre la fronda y sus frescos perfumes.

Sigo impertérrita sus pasos,
como siempre,
juego con ellos a adivinar
sus azares.

¡Qué joven era entonces!
La luz que desprendían
me inunda también ahora que la vida
tan lejos nos llevó.

Ellos, qué fácil y qué difícil
les fue,
buscando su luz,
desligarse de mí,
yo,
cuánto me llovía en aquel trance
del despego,
cuán carmenmente desasosegada
me sentí, cuando, cual naranja herida,
dos gajos se desprendieron
y se alejaron
irremediablemente,
casi, casi,
para siempre.

Compra cultura, compra poesía.