TRUJILLO, VENEZUELA/AGOSTO, 2022/AÑO III, Nº 9
Poesía, Microrrelatos, Relato breve, Crítica literaria, Reseñas.
TRUJILLO, VENEZUELA/AGOSTO, 2022/AÑO III, Nº 9
Poesía, Microrrelatos, Relato breve, Crítica literaria, Reseñas.
Mis anaqueles cuidan muchos libros
y lucen caracolas
que recogía en las playas de Cádiz,
entre ola y ola,
buceando en el fondo
del inmenso Atlántico.
De los mercaderes del mar huídas,
añaden su frescura natural
pequeña colección de caracolas,
las que siempre me inspiraron palabras,
fantasías en mi mente infantil.
Pegada a mis oídos
imaginaba historias
entre sus gratos zumbidos marinos.
De pronto,
receptora de mil sonidos,
era sirena
tortuga
estrella de mar
caballito de mar
banco de coral
pez de color azul
que envuelta aleteaba
entre destellos azules de agua.
Me hablan las caracolas
un lenguaje secreto entre nosotros
sonidos que conozco.
Un lenguaje que mi bebé
parecía conocer
antes incluso
de aflorar a este mundo,
aprendido en mi vientre
desde mis reflexiones,
oídas del cantar de caracolas
grabadas en mi seso,
y en mi sangre,
corriendo por las venas
hasta llegar a sus venas exiguas
de su aún diminuto cuerpecillo
encerrado en mi útero.
Esa estrella de oleajes
origen de la vida
germen de caracolas, símbolos de
femenina matriz,
donde el sonido se cobija,
espirales de ritmos de la vida
donde vida y muerte se entremezclan,
depende si la espiral la recorres
hacia adentro
o hacia afuera.
Son las rosas del mar.
En mis sueños viajo
como fundida en una caracola,
como un poema íntimo
que revive el mito
del nacimiento de Venus.