El otoño no solo es un tiempo meteorológico, cuando comienza a soplar fuerte el viento, a muchos árboles se les caen las hojas y llega la esperada lluvia sobre los campos, las ciudades y sus pueblos. Cuando comienza el periodo escolar y todo se viste de gris en nuestro entorno.

El otoño también se refiere a una época de nuestra vida, afecta a nuestro paso por el tiempo en esta Tierra donde vivimos. El tiempo atravesando nuestro cuerpo, hace que vayamos creciendo primero y envejeciendo después. Así, el llamado otoño de nuestra propia vida, se refiere a una edad que se ha dado en llamar la «tercera», cuando nuestro cuerpo ya va acusado ese deterioro progresivo y tenemos achaques de salud que nos va mermando poco a poco, actividades que antes podíamos hacer y ya entrados en esa vida otoñal, hay algunas que debemos dejar de lado y pedir algo de ayuda para seguir.

Sin embargo, nuestra vida otoñal no tiene por qué ser peor, ni mejor, simplemente hay que cambiar de actividad. Ese otoño vivencial nos trae la jubilación del trabajo fuera de casa y nuevos caminos donde escoger para pasear por ellos acercándonos a otros horizontes, para los cuales antes no teníamos tiempo.

De eso trata la poesía que a continuación os dejo como reflexión.

INVENTAR EL OTOÑO

«Venceremos la sed de la palabra.»
A Luis Miguel Sanmartín
poeta, amigo y sobre todo, persona.

Aquel día de un tormentoso octubre
de vientos, lluvia y hojas amarillas
me despedí en silencio del trabajo.

Sin palabras, ni una mirada última.

Las manos vacías, el corazón
atribulado y el alma cargada
de risas infantiles y caricias.

Cuantiosas cartas de amor y de abrazos
de brazos pequeños y ojos grandes.

Desde aquel día me tocó inventar
otra historia para mi tiempo inédito
en el flamante otoño de mi vida.

¿Qué sería ser dueña de mis horas
en ésa mi espesura de emociones,
y oprimidas congojas?

Poner orden en casa y los cajones
primer reto como ama sin horarios.

El viejo portátil colega fiel
del trabajo, fue también jubilado
de archivos escolares,

para explorar rincones olvidados,
desempolvar pretéritos archivos
y de archivos coetáneos, saturados
de poemas postergados.

Para vivir otro ajetreo de horas
invertidas en vocablos y términos
haciendo de la poesía verdad.

Inventar el otoño me salvó.

Venceremos la sed de la palabra.

 

 

 

 

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